Por Gabriela Orellana
Fui a conocer el nuevo restaurant Calaos, Cocina y Cantina, ubicado en Seminaeio 130, Providencia, y que abrió sus puertas en diciembre pasado. Está creado por 2 hermanos, el chef Pablo Díaz (ex Castillo Forestal) y el mixólogo Carlos Díaz (ex Rubaiyat), jóvenes pero con una gran experiencia gastronómica que se nota al poner un pie en lugar, posee una decoración acogedora que te invita a entrar y a quedarte, es luminoso, con buena música que te envuelve y que te invita a disfrutar.
Todo comenzó con una limonada, menta, jengibre y albahaca, y un pan hecho en casa de tomate o de zapallo, que lo hace diferenciador y preocupación de los dueños por agasajar a sus comensales desde el principio.
Probé tres platos para compartir. Lejos el mejor fue “Los del trópico”, brochetas de camarones apanados y chutney de mango que estaba sublime, el chutney hacía que el plato fuera único. La Provoleta Calá y Tartar Calao estaban buenísimos pero el chutney fue insuperable y tienen que pedirlo si van a Calaos.
Otro punto a destacar es su carta de cócteles, que es muy variada y amplia. Por lo mismo, no me pude resistir a una Sangría Calá que al verla ya la amé, su presentación era demasiado llamativa, con fruta deshidratada en la decoración. Pero lo importante era que tenía muy buen sabor, suave y dulce que la hace sentir muy fresca. Es de las mejores que he probado en Santiago.
La carta es muy variada. Hay pastas, carnes, pizzas, sandwich, pero no me pude resistir a la “ensalada de atún apanado en dúo de sésamo, palta y crocante de plátano verde y gajos de mango fresco”. El atún venía directo de Isla de Pascua y no me arrepentí ya que estaba exquisita, fresca y la mezcla de ingredientes hacía que el juego de sabor en la boca fuera muy especial, no se van a repentir. Un punto a destacar es la presentación de los platos un lujo, como pueden ver en las fotos.
Para terminar, los postres pueden resaltar otros platos o destruir por completo lo que ya habíamos probado. Disfuté de un “Créme Brûlée” que no es uno de mis postres favoritos en la vida, pero que estaba muy rico y cremoso. Luego un “helado de chocolate avellana, maqui frambuesa y miel de ulmo”, con pequeños merengues, rico…rico imposible dejar de comer, además tenía una maravillosa presentación, no eran las simples bolitas de helado. Venía en una vajilla antigua y mezcla de colores que llamaron mucho la atención. Y para terminar, un “brownie con helado artesanal de vainilla”, un placer su sabor, bastante suave y húmedo.
Estoy segura que si visitan Calaos, Cocina y Cantina no se van arrepentir, un lugar buena onda, de buena comida, creada con pasión que se siente al probar cada plato, donde se generan buenas conversaciones y maravillosos momentos.